La libertad pende de un hilo

Artículo de opinión. Alicia Muñoz

Merlín aseguraba que la libertad no es escoger un camino, sino oponerse a todo aquel que te imponga uno. Damos un pasito más entre este camino de grandes escritores o cantantes y, de repente, nos topamos con Bob Marley, este nos deleita con declaraciones tales como: “mejor morir luchando por la libertad, que ser preso todos los días de tu vida”. Y, querido Marley, siento decirte que en muchas ocasiones somos presos al reflejo de la historia. Aprendes de situaciones que han puesto a la libertad pendiendo de un hilo y que todavía existen personas que se encargan de adueñarse de la libertad del vecino y ponerla en ese límite.
En medio de esta investigación, encuentro a Martin Luther King diciendo que “la libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor; debe ser demandada por el oprimido”. Te paras en seco, y a punto de darte por vencida en esta investigación, piensas: no creo que esto de la libertad sea nada sencillo, aunque tampoco imposible. Nelson Mandela en uno de sus discursos aseguraba que tal vez la vida sea eso, experiencias difíciles que tenemos que atravesar para poder alcanzar la libertad.
No sé si os habéis dado cuenta, pero la palabra libertad se ha convertido en esos “buenos días» qué dices cuando te levantas. Hablamos de libertad desde aquel momento que nos quitaron todo aquello que nos hacía felices. El confinamiento nos arrebató la libertad de hacer cada uno lo que nos complaciera. Y en este momento empecé a entender muchas cosas. Ahí entendí que no existe una única libertad, sino muchas libertades, porque dudo que tú quieras hacer lo mismo que tu vecino. Tal vez, tú prefieres salir a pasear y tu vecino sentarse con los amigos a tomarse una cerveza en la terraza del bar. Así, sin mucho más, con un ejemplo tan sencillo, todo tomó sentido: tu decisión no se interpone en la libertad del otro
Tras leer y escuchar a tantísima gente hablar de libertad, he llegado a la siguiente conclusión. Tener la libertad de ser quien queremos ser nos da la libertad de dedicarnos a aquellos que nos hacen felices. Porque la libertad de expresión no debe ser algo que te haga detestar a la otra persona, sino tal vez la libertad de conocer mejor al que tienes al lado. Que libertad también son las playas nudistas y las que no lo son, también. Al final, eres tú el que tienes la libertad de elegir si enseñar tu culito al sol o dejarlo para la privacidad. Que eres libre de escuchar una cadena de radio, pero, del mismo modo, eres libre de no escucharla si no te gusta.
Da gusto saber que tenemos la Libertad de llevar el rumbo de nuestra vida, pero antes, párate un momento. Aquí, en España la tenemos, por eso, tal vez sea el momento de coger tu libertad para dar voz a aquellos que en sus países se han adueñado de la suya y la han puesto pendiendo de ese hilo. En definitiva, tu libertad no debe poner límites a la de tu vecino.
